En el siguiente spot publicitario podréis admirar las virtudes de este inventazo. Lo peor del caso es que es un anuncio real de un producto real. Por supuesto, un producto americano, para ciudadanos americanos preocupados por la salvaguarda de su integridad física (¡y la de su familia!) hasta límites paranoicos. ¿Qué hacer si te despiertas de una pesadilla con ansias asesinas o si un inglés, hijo de la Gran Bretaña, irrumpe en tu dormitorio intentado volver a colonizar la patria del tío Sam? He aquí la respuesta a tan inquietantes disyuntivas:
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