Lo de que una imagen vale más que mil palabras ya está muy trillado. Muy pero que muy trillado. Amén de ser mentira, claro. Depende de con qué te quedes de la imagen, de lo que veas de ella, de lo que interpretes o de lo que el que te la ofrece a la vista quiere que veas. Hay dirigismo, propio o ajeno, pero lo hay. Una imagen crea conceptos en la mente, o los relaciona y los hace inteligibles. Hace que saques conclusiones. Y las conclusiones son verbalizables. Otra cosa es que no estemos acostumbrados a hacerlo, y que relacionar conceptos mentalmente nos parezca un deleite metafísico que perderá todo su encanto si lo convertimos en palabras, por creer que no escogeremos las más adecuadas o por creer que no existen palabras capaces de definir tales conceptos "superiores".

Vale, sí, me lío nuevamente (es una mala costumbre). Correcto. Desenmarañemos. Expliquemos el porqué de la introducción. Se trata de lo comentado. En este caso dirigismo ajeno. El diseñador de la imagen que he puesto a continuación quiere que veas algo. Y lo relaciona con los conceptos que él quiere. Dinero y aconteceres ecológicos, sociales, bélicos e históricos de un país (véase U.S.A.) en un resumen genial, impactante a la vista, pero fácilmente asumible de un solo vistazo. Y acompañando la imagen, el eslogan: "Comprenda el valor real del dinero"... pero claro, se trata del anuncio de un periódico sobre economía. Pero todos hemos asociado antes, o a la vez, el eslogan directamente con la imagen. Así se convierte en una crítica gráfica despiadada a la tiranía del dinero en la mayor potencia económica y militar del orbe, a la vez que ejerce de anuncio de un producto concreto y tangible.

Me ha resultado llamativa y digna de chuze precisamente por lo que tiene el diseño y la campaña de impactante, efectivo y genial. Los publicitarios tienen sus grandes momentos de inspiración. Clikad para verla a tamaño real.

Extraída de Coloribus, y perteneciente a la campaña del lider de los periodicos de negocios brasileños, la Gazeta Mercantil; diseñada por Pedro Izique, de la agencia JWT de São Paulo.